Notas
Evaluación de los
trastornos del sueño.
http://www.biopsicologia.net/nivel-4-patologias/1.3.5.-evaluacion-de-los-trastornos-del-sueno.html
Para diagnosticar un
trastorno del sueño es importante prestar atención a aquellos
indicadores que pueden ofrecer y tener una correlación
clínica-biológica con los cambios homeostáticos comprometiendo a los
sistemas: endocrino, inmunológico y nervioso, en un acercamiento al
modelo biopsicosocial de Engel (1977). Por ello, es necesario:
La Historia clínica: con evaluación de las características y
calidad subjetiva del dormir. Los puntos más importantes en una
buena historia del sueño, son:
Momento cronológico y contextual de inicio del problema.
Historia psicopatológica personal: estilo y hábitos de vida y
sustancias y fármacos que ha consumido o consume.
Problemas psicológicos, respiratorios o somáticos asociados.
Bioquímica de la sangre: chequeando análisis de rutina, para hacer
diagnóstico diferencial, y evaluación con niveles hormonales según
sexo, edad y síntomas del paciente según corresponda.
Autorregistros y cuestionarios: para saber la regularidad de los
síntomas, son importantes los autorresgistros, llamados también
diarios de sueño, realizados por las mañanas, después de levantarse.
Constarán de las siguientes variables: hora de acostarse y
levantarse, latencia del sueño, despertares nocturnos (causa),
estado emocional al acostarse y levantarse. Pueden emplearse
cuestionarios de sueño como:
- Sleep Questionnaire and Assessment of Wakefulness (SQAW) de Miles
(1979), versión española de Domínguez y Baker (1993).
- La somnolencia diurna es posible de evaluar mediante autoinformes
como la Escala de Somnolencia de Stanford de Hodges (1972), o la
Lista de Adjetivos de Activación-Desactivación de Thager (1967).
- Para evaluar los trastornos no orgánicos del sueño existe el COS o
Cuestionario Oviedo de Calidad del Sueño de Bobes (2000). Es una
breve entrevista semiestructurada de ayuda diagnóstica para los
trastornos del sueño del tipo insomnio e hipersomnia según los
criterios diagnósticos DSM-IV y CIE-10.
Pruebas psicofisiológicas: Hans Berger en el año 1930, inicia la
exploración del encéfalo, registrando la actividad bioeléctrica de
las neuronas midiendo sobre el cuello cabelludo. En realidad, fue
una técnica creada fundamentalmente para el estudio de la epilepsia,
generalizándose con posterioridad al resto de las enfermedades
cerebrales, al campo de la psiquiatría y de la medicina interna. Las
características del EEG, durante el ciclo vigilia-sueño, son:
Estado de vigilia en alerta: el EEG se ve desincronizado, con
potenciales de baja amplitud.
Estado de vigilia relajada (ojos cerrados): en el EEG aparecen ondas
alfa sobre regiones posteriores y beta sobre las regiones rolándicas.
Sueño
A. Fases NMOR o NREM
En el estadio 1 NMOR se produce la transición de la vigilia al sueño
y constituye un 5 % del tiempo total de sueño en los adultos sanos.
En el EEG se observa que disminuye la activación cerebral y la
cantidad de ritmo alfa, abunda el ritmo theta, sobre el que se
inscriben puntas de vértice (Fig. 1).
Figura 1: Fase I del
sueño (NMOR) (López-Ibor y cols., 2000)
El estadio 2 NMOR,
marca el comienzo de sueño real. El EEG se caracteriza por ondas
electroencefalográficas específicas, los husos del sueño (ondas
sinusoidales de 12 a 14 Hz y baja amplitud) y complejos K y puntas
de vértice. Constituye un 50% del tiempo de sueño.
El estadio 3 y 4 NMOR son también conocidos como sueño de ondas
lentas. En el estadio 3 NMOR la actividad delta ocupa el 20-50% del
registro, y se establece un EEG hipersincronizado.
En el estadio 4 NMOR la actividad es hipersincrónica en todas las
regiones encefálicas y muestra un amplio ritmo delta que llega a
ocupar más del 50% del registro (fig. 2).
Figura 2: Fase IV del
sueño (NMOR) (López-Ibor y cols., 2000)
B.- Sueño con
movimientos oculares rápidos (MOR o REM).
El EEG vuelve a presentar bajo voltaje con un patrón similar a la
fase 1, observándose ondas en diente de sierra en regiones
centroparietales (Fig. 3)
Figura 3: Fase MOR
(López-Ibor y cols., 2000)
Arquitectura del sueño
La estructura del sueño no es siempre igual, las fases no comienzan
a la misma hora y existen diferencias individuales entre los
sujetos. Sin embargo existe lo que se denomina la arquitectura del
sueño se refiere al número y a la distribución de estadios de sueño
específicos, es decir, las fases de sueño presentan una organización
temporal a lo largo de la noche.
Los estadios 3 y 4 NMOR tienden a aparecer desde el primer tercio
hasta la mitad de la noche y aumentan su duración en respuesta a la
deprivación de sueño. El sueño MOR aparece de un modo cíclico a lo
largo de la noche, alternándose con el sueño NMOR cada 80-100 min.
Los períodos de sueño MOR aumentan su duración al amanecer (fig.4).
Figura 4: Arquitectura
del sueño (López-Ibor y cols., 2000)
El sueño humano
también varía de un modo característico a lo largo de la vida.
Después de observarse una estabilidad relativa en la niñez y las
primeras etapas de la adolescencia en cuanto a la presencia de sueño
de ondas lentas, la continuidad y la profundidad del sueño van
deteriorándose a lo largo de la vida adulta. Este deterioro se
refleja en un aumento de la vigilia y del estadio 1 del sueño y en
una disminución de las fases 3 y 4. |