http://www.comtf.es/pediatria/Bol-1999/55-65.pdf
Importancia del EEG en el RN pretérmino
A pesar
del mejor control de la embarazada y de los avances en el
tratamiento obstétrico, en las dos ultimas décadas no ha existido un
descenso en las tasas de RN prematuros de menos de 1.500 gr al
nacimiento, incluso se ha observado cierta tendencia al alza. Por
ello, en el último decenio no ha mermado la prevalencia de la
parálisis cerebral (PC). Sin embargo, si que ha cambiado su
forma de presentación, ya que, por un lado, ha disminuido
significativamente en RN a término, pero, por otro, ha aumentado en
la población de lactantes con peso muy bajo al nacer,
fundamentalmente aquellos con menos de 1.500 gr al nacimiento.
Comparativamente, una mayor proporción de supervivientes prematuros
experimenta trastornos durante la infancia que la población
pediátrica general, incluso aquellos con complicaciones neonatales
menos significativas. Más aún, también se ha comprobado que es mayor
la frecuencia de problemas menos graves, como disminución del
rendimiento escolar, problemas conductuales e incapacidades para el
aprendizaje, que ocurren en 25-50 % de niños de muy bajo peso al
nacer. Es necesaria, por todo ello, una mayor atención a las
poblaciones neonatales de prematuros para un mejor entendimiento de
la adaptación cerebral, ya tengan o no complicaciones clínicas.
Trabajos
elementales como el Nelson y Ellenberg han puesto en duda la
suposición de que las complicaciones perinatales, en particular la
asfixia, sean las principales causas de la PC y del retraso mental.
Muchos niños con estos factores de riesgo no tienen secuelas obvias;
otros, sin dificultades prenatales o perinatales identificables,
posteriormente presentan problemas. Pueden surgir diferencias en la
maduración cerebral funcional entre niños pretérmino y a término en
el neurodesarrollo más tardío.
La
actividad motora, el control del estado y respuestas de
comportamiento, y la organización del sueño son ejemplos de
diferencias de neurocomportamiento y neurofisiológicas en niños
pretérmino que reflejan su maduración cerebral alterada.
La
disfunción cerebral severa solo se manifiesta en una minoría de
neonatos enfermos. Los trastornos cerebrales severos pueden estar
representados por patrones EEGs encefalopáticos marcadamente
anormales en RNs que usualmente están deprimidos con niveles
anormales de reactividad y de tono. Este grupo sintomático es en la
actualidad una minoría de neonatos clínicamente enfermos, y son el
resultado de vigorosos esfuerzos de reanimación fetales y
neonatales. Alternativamente, la mayoría de los RNs de alto riesgo
presentan disfunciones más sutiles en la organización y maduración
del trazado EEG, usualmente en la ausencia o tras la resolución de
signos clínicos anormales. Una forma de disfunción es expresada por
alteraciones madurativas neurofisiológicas. La dismadurez cerebral
puede reflejar velocidades alteradas de desarrollo cerebral.
Por otro
lado, se ha observado un perfil neurológico dismaduro en RN
prematuros asintomáticos como reflejo de adaptación cerebral
ontogénica, y como respuesta al estrés neonatal. A esto hay que
sumar que la evaluación neurológica del RN es una tarea enormemente
difícil ya que el repertorio clínico del neonato está
subdesarrollado, y que estaría basado en el nivel de conciencia,
tono muscular y reflejos. La inmadurez cerebral limita la capacidad
de diagnóstico inicial y por ende, la evaluación seriada de una
encefalopatía en progreso. Esta situación es particularmente cierta
en el niño pretérmino. Los obstáculos impuestos por los cuidados
intensivos pueden añadirse
a una
exploración adecuada del neonato
(incubadora,
intubación prolongada, múltiples catéteres, uso de agentes sedantes
y/o relajantes,...).
El desarrollo y mejora de las
técnicas de imagen ha incrementado nuestra capacidad para
diagnosticar trastornos estructurales mayores del sistema nervioso
central neonatal (SNC). La ultrasonografía craneal y la
tomografía computadorizada, la resonancia magnética (13), la
tomografía por emisión de positrones, así como otras técnicas como
la espectroscopia casi infrarroja, explican los signos mayores de la
estructura cerebral y de la función metabólica y oxigenación del SNC.
Sin embargo, los estados encefalopáticos pueden ser únicamente
expresados en términos funcionales, incluso sin lesión estructural
demostrable en los estudios de imagen. La valoración
neurofisiológica, además, complementa la valoración neuroanatómica
al proporcionar una continua documentación de la disfunción
cerebral. El limitado repertorio clínico del neonato y del lactante
requiere que el clínico considere las posibles manifestaciones
neurofisiológicas de comportamiento anómalo como expresión
subclínica de encefalopatías estáticas que podrían surgir mas tarde
durante la infancia.
Pero previamente a considerar si el RN tiene
una encefalopatía, es preciso determinar si un patrón EEG de sueño
es edad-apropiado y refleja una situación clínica de “salud” para
una edad postconcepcional determinada y un estado de conciencia del
neonato. Determinados patrones EEG regionales o hemisféricos están
relacionados con una madurez gestacional del neonato, distinguibles
en 2 semanas exactamente para niños pretérmino, y en 1 semana para
niños a término. Una vez comparados los patrones EEGs de sueño con
aquellos esperados para una edad postconcepcional determinada, se
puede determinar con un mayor índice de confianza si un signo
electroencefalográfico es anormal y refleja un estado encefalopático.
Valoraciones neurofisiológicas utilizando estudios EEG/polisomnográficos
permiten al clínico reconocer patrones esperados de maduración
cerebral en neonatos sanos. Por comparación, se pueden detectar
comportamientos encefalopáticos de los RNs que están clínicamente en
situación de riesgo. Expresiones neurofisiológicas severas de
encefalopatía están asociadas con lesiones neuropatológicas en los
exámenes postmorten, lesiones cerebrales documentadas en los
estudios de neuroimagen, y secuelas neurológicas mayores en los
supervivientes. Sin embargo, las anormalidades EEGs severas, tales
como los patrones salva-supresión o bajo voltaje persistente son
observados sólo en una minoría de RNs de alto riesgo. Las
encefalopatías menos severas se presentan más frecuentemente,
incluso en neonatos sin evidencia de lesiones cerebrales en los
estudios de imagen y que no manifiestan hallazgos de disfunción
neurológica. Obviamente, estas sutiles y persistentes anomalías
cerebrales tienen un mayor grado de dificultad de diagnóstico y
clasificación (i.e. anormalidades ligeras a severas). Como
factor confusivo añadido, en los RNs pretérmino, los patrones
sospechosos de encefalopatía son más difíciles de distinguir de los
patrones inmaduros. Pocos estudios han investigado si los neonatos
manifiestan disfunciones cerebrales menos severas como
desorganización del sueño o diferentes grados de alteración de la
maduración neurofisiológica. Sería conveniente clínicamente aplicar
principios interpretativos de cálculo madurativo para predecir los
resultados neurológicos de una muestra sustancialmente amplia de
población de niños que sobreviven a enfermedades clínicas menos
severas y reversibles.
A pesar
de la existencia de varias contribuciones recientes en la literatura
sobre la importancia de la electroencefalografía (EEG) en el
RN pretérmino en cuanto a su pronóstico neurológico, existen aún
varios signos y circunstancias EEGs que permanecen sin un
conocimiento claro. Entre éstos se podrían destacar: 1.- Si bien se
han establecido los patrones EEGs específicos para la edad
postmenstrual (EPM), son escasos los trabajos referentes a
maduración EEG postnatal de RN prematuros , y 2.- Existen
algunas publicaciones referentes al análisis espectral del EEG en el
RN pretérmino (27, 28), que también evidencian cambios madurativos
específicos con la EPM, sin embargo tampoco se han hecho
seguimientos seriados, aunque existe un informe previo que pone de
manifiesto diferencias claras de los RNs prematuros con los RNs a
término sanos a las 40 semanas de EPM, incluso en un trabajo más
reciente se ha podido comprobar que energías espectrales EEGs más
bajas, tanto en RNs a término como pretérmino sanos se han
correlacionado con resultados del desarrollo neurológico mas pobres.
Estudios EEGs longitudinales podrían documentar desviaciones de la
ontogenia esperada en aquellos niños vulnerables, fundamentalmente
RNs pretérmino.
¿Que es
el análisis Espectral de los datos EEGs?.
El
análisis del espectro de energía EEG representa los datos EEGs
originales, que vienen expresados en series de tiempo
(Amplitud/tiempo) como energía contra frecuencia en una región
muestrada de datos EEGs. La frecuencia es una medida de cuan
rápidamente están cambiando los datos con respecto al tiempo. Las
ondas formadas con energía contra frecuencia en un canal de registro
EEG son conocidas como el espectro de energía de ese canal. Para
obtener este espectro de energía es necesario aplicar la
Transformación de Fast Fourier, que es una función matemática que
permite convertir los datos EEGs en el dominio de tiempo al dominio
de frecuencia. Esta función matemática puede estar incorporada en el
software de los electroencefalógrafos digitales.
Los
canales de registro EEG son digitalizados continuamente a una razón
de muestreo de 80 muestras/seg y almacenados en un bloque de 1.024
puntos de datos digitales, siendo posteriormente sometidos a la
transformación de Fast Fourier. Los resultados son computados para
cada minuto de datos EEGs y desglosados en 4 medidas espectrales en
función con la banda de frecuencia; a) energía espectral en
la banda de frecuencia delta (0,5-3,9 Hz), b) en la
banda de frecuencia theta (4-7,9 Hz), c) Banda de
frecuencia alfa (8-12,9 Hz), y d) banda de frecuencia
beta (13-20 Hz).