Notas
Identifican las ondas cerebrales que controlan la autenticidad de
los recuerdos.
El descubrimiento arroja nueva luz
a la controversia científica sobre los falsos recuerdos.
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Científicos norteamericanos han logrado por primera vez identificar
las ondas cerebrales que nos sirven para diferenciar los recuerdos
verbales falsos de los verdaderos, lo que arroja nueva luz a la
controversia científica sobre los falsos recuerdos. Un grupo de
enfermos de epilepsia, a los que se les habían implantado electrodos
intracraneales, participaron en una prueba que sirvió para demostrar
que tres áreas del cerebro se activan al memorizar, las mismas que
lo hacen al tratar de recordar lo que hemos memorizado. La
descripción de esta actividad podría ayudar a la neurocirugía a la
hora de salvaguardar la memoria en operaciones quirúrgicas en el
cerebro. Por Olga Castro-Perea.
Por primera vez se han logrado visualizar y definir las ondas
cerebrales que nos sirven para diferenciar los recuerdos verbales
falsos de los verdaderos gracias a un
estudio realizado en la
universidad de Pensilvania, en Estados Unidos.
Pruebas realizadas con un electroencefalograma intracraneal
permitieron registrar los patrones de actividad electrofisiológica
previos a las respuestas cerebrales que nos permiten distinguir
entre memoria verbal falsa y verdadera, explican los autores de la
investigación en la revista Psychological Science.
Se trata del primer estudio que ha conseguido definir con exactitud
este tipo de ondas cerebrales vinculadas a recuerdos verbales,
gracias a imágenes de resonancia magnética del cerebro humano
obtenidas con electrodos intracraneales aplicados a enfermos de
epilepsia.
Tarea de memoria
Un total de 52 pacientes (de edades comprendidas entre los ocho y
los 53 años, 20 de ellos mujeres) que padecían un tipo de epilepsia
resistente a los medicamentos, y que habían sido sometidos a la
implantación quirúrgica de electrodos durante una o dos semanas para
localizar el área o áreas cerebrales donde se originaban sus ataques
epilépticos, fueron los participantes de la prueba.
Aunque los ataques epilépticos pueden controlarse con medicación en
dos tercios de los casos, en otros sin embargo es necesaria la
cirugía para eliminar las zonas cerebrales en que se originan los
ataques. Identificar las señales neuronales que garantizan un
almacenaje adecuado de nuestros recuerdos y de su recuperación
ayudaría a los neurocirujanos a reducir los déficits cognitivos
resultantes de la cirugía contra la epilepsia, señalan los autores
del estudio.
Por eso se realizó esta prueba con pacientes muy concretos, a los
que se les pidió realizar una tarea que consistía en memorizar unas
listas de palabras que debían recordar más adelante. Cuando
posteriormente se les preguntó por ellas, los voluntarios recordaron
cierto número y también cometieron errores, recordando palabras que
en realidad no estaban incluidas en el ejercicio.
Ondas gamma
(leer mas acerca de las Ondas gamma en
www.neutronic.com.ar)
Las listas fueron diseñadas con entre 15 y 20 nombres comunes.
Durante el curso de entre una y cuatro sesiones, los participantes
recibieron entre nueve y 60 tests sobre las palabras estudiadas, en
función del interés y disponibilidad de los propios pacientes para
hacer la prueba. Con un ordenador, se controlaron los estímulos y se
registraron las respuestas de cada individuo.
Mientras los voluntarios realizaban la prueba, los científicos
observaban la actividad eléctrica de sus cerebros, con el fin de
determinar si podían asociarse ondas cerebrales específicas con el
aprendizaje de memoria y la recuperación de recuerdos verdaderamente
aprendidos.
Así, descubrieron que una rápida onda cerebral, conocida como ritmo
gamma, se incrementaba cuando los participantes estudiaban de
memoria una palabra para luego recordarla. Las mismas ondas gamma
(de entre 44 a 64 hertzios o unidades de frecuencia), además,
también se incrementaban en el medio segundo antes de que los
participantes recordaran correctamente una palabra. El voltaje de
dichas ondas se incrementaba entre 50 y 100 veces por segundo en
estas circunstancias, informa la universidad de Pensilvania en un
comunicado.
Distintos patrones de actividad
Per B. Sederberg, neurocientífico e investigador de dicha
Universidad, señaló que los análisis revelan que existe un mismo
patrón gamma de actividad oscilatoria en tres regiones del cerebro:
el hipocampo, la corteza prefrontal y el lóbulo temporal en dos
momentos distintos: el de memorizar y el momento posterior, el de
traer a la memoria un recuerdo determinado. De hecho, esta actividad
reflejaba que las palabras habían sido bien memorizadas.
Por otro lado, la medición temporal de estos efectos oscilatorios ha
sugerido que las señales eléctricas de recuperación de los recuerdos
se inician en el hipocampo, y después se expanden por la corteza
cerebral. Los falsos recuerdos provocaron por el contrario un patrón
distinto de oscilaciones gamma, posiblemente reflejo de la
recuperación de información contextual asociada con experiencias
pasadas, señalaron los investigadores.
Según Michael Kahana, otro autor del estudio, puede verse la
diferencia en la actividad cerebral justo antes de recordar algo que
realmente ha pasado en comparación con algo que en realidad no ha
sucedido.
Las técnicas de mapeo de las redes cognitivas del cerebro, cada vez
más desarrolladas, podrían ayudar a tratar diversas enfermedades
neurológicas, incluidas la depresión, la esquizofrenia, los daños
cerebrales por traumas o los desórdenes afectivos, aseguran los
expertos.
Controversia sobre los
falsos recuerdos
Existe una importante controversia científica sobre los así llamados
recuerdos falsos, ya que recientes descubrimientos han
sembrado dudas sobre la autenticidad de todo lo que recordamos como
cierto, por lo que la investigación sobre los recuerdos verbales
debe contribuir a esclarecer el conocimiento sobre la memoria.
Ya informamos en otro artículo que científicos
norteamericanos habían descubierto, a través de las imágenes de
resonancia magnética funcional de los cerebros de 40 voluntarios,
que no sólo los hechos emotivos que nos ocurren tienen un espacio
relevante en la memoria, sino que la mera preocupación por lo que va
a ocurrir se graba en el cerebro con la misma intensidad que un
recuerdo negativo real, incluso antes de que ocurra. Según esta
investigación, la preocupación puede convertirse en el recuerdo de
un hecho que todavía no ha ocurrido.
Asimismo, en un anterior artículo informamos que
investigadores de Estados Unidos habían descubierto la forma de
implantar falsos recuerdos en las personas, ya sea modificando
episodios personales, ya sea fabricando sucesos que nunca ocurrieron
pero que se recuerdan como reales. El 25% de la población es
susceptible de asumir recuerdos imaginarios, incluidos los de
episodios relativos al primer año de vida, mediante recursos que
desvelan lo fácil que es engañar a la memoria.
La investigación de la Universidad de Pennsylvania se enmarca en
esta línea de investigaciones y arroja nueva luz sobre los
mecanismos cerebrales de formación de recuerdos, falsos y
verdaderos, así como de los que determinan la autenticidad de un
recuerdo, aunque en el caso de esta investigación se refiera sólo a
un recuerdo verbal, es decir, a la memoria de palabras aprendidas.
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