6.2.- ELECTROMIOGRAMA
PATOLÓGICO.
Se puede distinguir
entre Patrón Neur6geno y Patrón Miógeno, diferenciación que en algunos casos dista de ser
simple. Incluso algunos autores ponen en duda el mismo concepto de enfermedad miógena.
Las técnicas de electrodiagnóstico constituyen uno de los pilares de investigación de
estas enfermedades, siendo, junto con la clínica, el estudio del laboratorio y
el estudio
anatomopatológico (biopsia), las que nos darán el diagnóstico diferencial entre enfermedad Neurógena
y Miógena.
a) Patrón miógeno
En este caso la
lesión primaria está ubicada en la fibra muscular que degenera y se sustituye por tejido fibroso.
No hay lesión ni destrucción de axones. El resultado es la visualización de trazados
interferenciales que en condiciones fisiológicas determinarían sólo la
visualización de unos pocos
potenciales. Aparte de este fácil patrón de interferencia para esfuerzos sencillos, hay otros
hallazgos que permiten etiquetar de miógeno un registro:
- Voltaje de
interferencia reducido
- Elevada incidencia
de potenciales polifásicos
- Duración media y
amplitud de potenciales disminuidos
- Indemnidad de las
velocidades de conducción motoras y sensitivas.
Estas características
no se presentan por igual en todos los músculos, sino que predominan en aquellos con
debilidad y atrofia. Incluso en un mismo músculo pueden presentarse áreas indemnes y áreas con
intensa afectación. Ellos supone que el estudio de una Miopatía es un proceso que comporta
un grado elevado de minuciosidad, con análisis de múltiples músculos, en inúltiples
localizaciones, sin olvidar ningún punto o referencia por insignificante que parezca, ya que el
análisis exhaustivo es el único que puede dar el diagnóstico.
b) Patrón neurógeno
Corresponde a todas
las lesiones nerviosas situadas desde la motoneurona inferior hasta la placa motora,
excluyendo esta última que tiene sus rasgos electrofisiológicos peculiares. Cualquiera que sea la
localización de la enfermedad, lh destrucción de una motoneurona se traduce a nivel
muscular en la pérdida de inervación por parte de una unidad motora. Este déficit de unidades
activables, condiciona un problema de reclutamiento espacial cuando son reclamadas más
unidades motoras para el esfuerzo común, siendo imposible realizar un trazado
interferencial al esfuerzo máximo.
El patrón neurógeno
posee tres características básicas:
l. Empobrecimiento
del trazado a la contracción máxima.
2. Aumento del
reclutamiento espacial
3. Aumento de
amplitud y duración de los potenciales de unidad motora.
Estos signos
neurofisiológicos se manifestarán en contracción voluntaria.
Hay otros potenciales
que aparecen durante el reposo muscular, potenciales espontáneos,
sugestivos también
del patrón neurógeno:
1. Potencial de
fibrilación (de corta duración y bajo voltaje). Corresponde a músculos denervados.
2. Ondas positivas o
potenciales bifásicos, con fase negativa de baja amplitud y amplia duración.
3. Fasciculaciones,
potenciales trifásicos o más complejos, similares a los de Unidad Motora, y que permanecen poco
modificados a lo largo de su exploración.
Estos potenciales
contrastan con la ausencia de los potenciales espontáneos (en reposo) que caracterizan al
proceso miógeno, con la salvedad de las descargas miotónicas, que por sus características tanto
acústicas como de presentación son absolutamente inconfundibles y propias de los
procesos miotónicos. Se caracterizan por ser ráfagas de alta frecuencia, de
inicio y final progresivo,
con un ruido típico de «bombardeo en picado» en el altavoz.
Debe asimismo
destacarse que en el estudio de los procesos neurógenos es esencial la práctica de neurografías y
reflexología, ya que mediante la combinación de estas técnicas con la electromiografía
puede tipificarse de forma efectiva el nivel de lesión neuromuscular.
6.3.- DIAGNÓSTICO DE
LAS ALTERACIONES EN LA UNIÓN NEUROMUSCULAR.
La sinapsis
neuromuscular, o placa motora, es el lugar en el cual el axón de la motoneurona hace contacto con la
fibra muscular. En este lugar, un potencial de acción procedente del soma de la motoneurona y
que ha descendido por su axón, al llegar a la unión neuromuscular desencadena la
liberación del neurotransmisor. Este (Acetil-Colina) difunde a través del espacio sináptico y
llega hasta la membrana de la fibra muscular. Allí origina un potencial postsináptico, el
cual invade toda la membrana de la célula muscular, y a través de un complejo sistema tubular,
llega incluso hasta el interior de la célula. La despolarización de la membrana así inducida,
ocasiona una activación de la maquinaria contráctil del músculo.
La sinapsis
neuromuscular, a diferencia de otras sinapsis del sistema nervioso, presenta un elevado factor de
seguridad. Esto significa que la activación presináptica siempre ocasiona un potencial de placa
motora superumbral, es decir, siempre eficaz para determinar un potencial de acción en la fibra
muscular. Por esta razón, en condiciones fisiológicas, la sinapsis neuromuscular nunca
deja de producir contracción en el músculo. Sin embargo, existen algunas situaciones
patológicas en las cuales el factor de seguridad queda reducido y la sinapsis neuromuscular pierde
eficacia. Estas situaciones se clasifican, dependiendo del lugar en el cual aparece la anomalía,
en postsinápticas y presinápticas.
Entre las anomalías
postsinápticas la más corriente es la Miastenia. Clínicamente se caracteriza por la fatigabilidad.
Es decir, en el primer esfuerzo no se aprecia ningún déficit; en cambio, se encuentran déficits
claros después de esfuerzos repetidos o mantenidos.
El sustrato
fisiopatológico de la miastenia consiste en una destrucción de los receptores postsinápticos para
la acetil colina. En estas circunstancias, la terminación presináptica funciona normalmente
y libera el neurotransmisor, pero una vez que éste llega a la membrana postsináptica, al
existir un número reducido de receptores para el mismo, se reduce el factor de seguridad de la
sinapsis y de hecho termina por fallar en una proporción más o menos elevada de los casos. La
reducción en el número de receptores postsinápticos se atribuye a un proceso autoinmune.
Los síntomas clínicos
de la miastenia son la fatigabilidad general, caída del párpado a lo largo del día, diplopía
(visión doble), pérdida progresiva (vespertina) de la voz, etc.
Otra patología
relativamente frecuente de la unión neuromuscular es la enfermedad de Lambert-Eaton. En
ésta, el déficit es presináptico; la liberación de la acetil colina se encuentra disminuida. A
diferencia de la miastenia hay dolor muscular y un efecto típico de esta enfermedad es que,
tras el ejercicio moderado, la fuerza muscular se normaliza de forma transitoria.
Los síntomas clínicos
de la enfermedad de Lambert-Eaton consisten en un déficit muscular mas persistente que el
hallado en la miastenia y que se manifiesta, sobre todo, en las extremidades inferiores más que en
la superiores y más a nivel proximal (es típico en los músculos cuadríceps) que a
nivel distal.
6.4.- TÉCNICAS DE
ESTUDIO DE LA UNIÓN NEUROMUSCULAR.
En general, el
estudio de la unión neuromuscular implica el estímulo del nervio y el registro
de la actividad muscular
subsiguiente. Puesto que con la estimulación siempre se producirá algún movimiento, es
precisa la aplicación de una técnica muy depurada que impida que el movimiento de los
electrodos produzca respuestas falseadas. Las pruebas que se realizan rutinariamente para
el estudio de la unión neuromuscular son la respuesta a un estímulo único y la respuesta a la
estimulación repetitiva, a baja frecuencia (3 Hz), registrándose las cinco primeras respuestas,
y a frecuencia alta (20 Hz) registrándose entre 60 y 120 respuestas. Cualquiera de estas
pruebas puede ser repetida, con o sin la realización de esfuerzos en el intervalo, para
observar los efectos de la fatiga y la sensibilización.
6.4.1.- Respuesta a
estímulo único.
Se colocan los
electrodos de registro sobre el músculo bajo estudio, uno sobre el vientre y el otro distalmente. Los
electrodos de estimulación se colocan sobre el nervio que gobierna el músculo estudiado. El
electrodo de tierra se coloca entre los electrodos de estímulo y de registro. Se
estudiarán los músculos en los que se hayan apreciado síntomas clínicos. En caso de que éstos no se
manifiesten claramente, se estudia el músculo abductor V, el abductor del pulgar o el primer
interóseo. dorsal. El estímu1o se aplicará sobre el nervio cubital a nivel del codo y el electrodo
de tierra, en la muñeca (fig. 9).
El músculo normal
responde a un estímulo único de intensidad supramáxima (que active a todas las fibras) con
una despolarización que alcanza entre 5 y 15 mV de amplitud. Esta respuesta se llama un
Potencial de Acción Muscular Compuesto (PAMC), porque está producida por la
respuesta de un conjunto de fibras musculares que se encuentran en el radio de captura del
electrodo. Cuando esta amplitud descienda por debajo de 1 mV se puede sospechar la
enfermedad de Lambert-Eaton (fig. 10). La baja amplitud de la respuesta en esta enfermedad es debida
a que mientras el músculo está en reposo un gran número de sinapsis están bloqueadas.
El registro de la
amplitud (valor pico a pico) del PAMC suele dar una buena idea del diagnóstico de una
anomalía en la función neuromuscular. Sin embargo, es mejor calcular el área bajo la curva
del PAMC en su porción negativa que corresponde a la despolarización de las fibras
musculares. Se considera que este procedimiento da una idea mejor del número de fibras activadas por
el estímulo.