INTRODUCCIÓN
El trastorno por
déficit de atención con hiperactividad (TDAH) afecta entre el 5 y el
9 % de los niños en edad escolar [1] y constituye un importante
problema en la práctica clínica, ya que la sintomatología es
preferentemente conductual y posee importantes manifestaciones en el
despliegue de la personalidad, los rendimientos académicos, la
dinámica familiar y la adquisición de habilidades sociales [2]. El
cuadro clínico se caracteriza por un déficit de atención, conducta y
estilos cognitivos impulsivos y exceso de actividad motora. El
DSM-IV (1995) distingue tres subtipos de TDAH: el predominantemente
inatento, el predominantemente hiperactivo/impulsivo y el combinado
[3]. Durante los últimos 20 años, los estudios se han centrado en el
déficit de atención que presentan los niños con TDAH mediante
estudios conductuales.Los resultados de estos estudios indican que
rinden menos, es decir, que el porcentaje de aciertos es menor y los
errores de comisión o falsas alarmas son mayores que los controles
en gran número de tareas cognitivas y atencionales. También denotan
que las diferencias de rendimiento entre ambos grupos se debe a un
fallo en la etapa ejecutiva del procesamiento [4]. Una importante
limitación de los estudios conductuales es que, en las medidas del
rendimiento, sólo se manifiesta el resultado final del procesamiento
de la información. Los potenciales evocados cognitivos (PEC) son
pequeñas variaciones en el electroencefalograma (EEG) que se hallan
sincronizadas con un estímulo cognitivo, y que constituyen un
indicador neurofisiológico del procesamiento subyacente a esos
estímulos [5]. Entre los PEC, el más conocido es el P300, que se
obtiene cuando un estímulo resulta relevante para la tarea que
realiza el sujeto, o bien resulta inesperado.La onda P300 es uno de
los potenciales más utilizado para estudiar las funciones cognitivas
y atencionales, ya que pone de manifiesto distintos procesos
cognitivos como la capacidad de análisis y la valoración y
discriminación de estímulos [6]. Esto permite medir la actividad
neuronal inducida por la tarea antes de que se vislumbre la
respuesta final [7].
Existe cierto consenso
en relacionar la amplitud de la onda P300 con la cantidad de
información transmitida por el estímulo y con los procesos
cognitivos implicados en la comparación entre el estímulo diana o
infrecuente y la representación mental previamente adquirida del
estímulo [8]. Esta amplitud disminuye conforme decrece la relevancia
de la tarea y la motivación [9] y se incrementa conforme se reduce
la probabilidad de aparición del estímulo [10]. La latencia de la
onda P300 se ha relacionado con el procesamiento de la información,
concretamente con la velocidad de procesamiento y clasificación del
estímulo [11]. Numerosos estudios han puesto de manifiesto la
existencia de alteraciones en los PEC en niños con TDAH, como una
disminución de la amplitud y un incremento de la latencia del
componente P300 [12-14]. Sin embargo, no todos los niños con TDAH
muestran una homegeneidad sintomática. Podemos encontrar niños con
una afectación específica de la atención y con escasa afectación de
los otros dos síntomas claves del TDAH, la hiperactividad y la
impulsividad [15,16]. La mayor parte de estos estudios se realizaron
con grupos heterogéneos de niños con TDAH, sin diferenciar los
diferentes subtipos del trastorno según el DSM-IV. El objetivo de
nuestro estudio es evaluar el procesamiento de la información
mediante el componente P300 en modalidad auditiva y visual, en niños
con TDAH del subtipo predominantemente inatento, según criterios del
DSM-IV [3].
PACIENTES Y MÉTODOS
Pacientes Se
estudiaron un total de 36 niños con una media de edad similar. El
grupo de niños con TDAH estaba formado por 15 niños y 3 niñas, con
una edad media de 8,8±1,4 años. El grupo de niños control estaba
formado por 10 niños y 8 niñas, con una edad media de 8,6±0,8 años.
El diagnóstico de TDAH
se realizó según los criterios del DSM-IV [3], escalas de Conners
para profesores (Teachers Rate Scale) y para padres (Parents Rate
Scale) [17], entrevista estructurada familiar y WISC-R ( Wechsler
Intelligence Scale for Children-Revised) [18]. Los criterios de
inclusión, además de los ya citados, fueron los siguientes: que
todos los niños presentaran escolarización ordinaria y un cociente
intelectual (CI) mayor de 90 según el WISC-R, y que pertenecieran al
subtipo de TDAH predominantemente inatento según criterios delDSM-IV.
Los criterios de exclusión para la muestra fueron: antecedentes de
enfermedad neurológica, existencia de déficits visuales o auditivos,
CI menor de 90, tratamiento psicopedagógico o farmacológico antes o
durante la adquisición de los datos, coexistencia con trastornos
relacionados con el TDAH (trastornos afectivos, trastornos de
conducta, trastornos del aprendizaje...). En todos los casos se
obtuvo consentimiento informado antes de la realización de las
pruebas.
Recogida y análisis de
datos
El estudio se realizó
mediante un paradigma oddball en modalidad auditiva y visual. En la
modalidad auditiva, los estímulos se presentaron biauralmente
mediante unos auriculares. Los estímulos consistían en tonos de 90
dB SPL y de 70 ms de duración (10 ms de ascenso, 10 ms de descenso y
50 ms de meseta). Los estímulos frecuentes (no diana) presentaban
una frecuencia de 1.000 Hz, y los infrecuentes (estímulos diana), de
2.000 Hz, en una proporción de 80 y 20%, respectivamente. En la
modalidad visual, los estímulos se presentaron en el centro de un
monitor y consistían en imágenes frecuentes (80%) e infrecuentes
(20%) que duraban 700 ms en la pantalla. El orden de aparición de
los estímulos en ambas modalidades era aleatorio y se presentaba uno
cada 1.500 ms. Ambas condiciones experimentales se realizaron por
separado y, en ellas, los sujetos debían prestar atención y
presionar un botón ante cada aparición del estímulo infrecuente o
diana. Cada experimento constaba de 200 estímulos (80% frecuentes y
20% infrecuentes).
El registro de la
actividad eléctrica cerebral se realizó en todos los puntos del
sistema internacional 10-20 [19] mediante electrodos de superficie
convencionales, con referencia a ambos lóbulos de las orejas y una
impedancia de £5 KW para todos los electrodos. La señal se adquirió,
se amplificó y se filtró con el sistema digital
electroencefalográfico Medicid III/E, sincronizado con el
estimulador psicofisiológico Mindtracer. Los filtros eran de 0,3-100
Hz. Se monitorizaron los movimientos oculares –electrooculograma (EOG)–
mediante un registro bipolar con electrodos en el canto externo de
cada ojo. El EEG se analizó visualmente para eliminar los segmentos
donde hubiera movimientos oculares o cualquier otro artefacto. Se
eliminaron, además, los segmentos donde la respuesta de los sujetos
fue incorrecta o excedía el tiempo máximo de respuesta (1500 ms). En
cada serie se promediaron al menos 30 respuestas del estímulo
infrecuente para ambas modalidades. La señal se digitalizó a 200 Hz
por canal, con una época de registro de 900 ms, incluidos 128 ms
previos al estímulo. Los registros se realizaron en una habitación
aislada de ruidos, con los sujetos sentados, los cuales habían
recibido instrucciones de intentar minimizar el parpadeo y los
movimientos oculares.
Se analizaron las
ondas registradas en cada electrodo para los estímulos frecuentes e
infrecuentes en la modalidad auditiva y en la visual. La latencia
del componente P3 se definió como el punto de máxima amplitud
positiva en cada área después de los componentes exógenos N1-P2-N2,
con una ventana de análisis entre 250 y 450 ms. La amplitud se midió
con respecto a la línea de base preestímulo.
Análisis estadístico
Para el análisis
estadístico de los potenciales evocados se aplicó un análisis de
varianza para medidas repetidas (ANOVA), tras comprobar que se
cumplían los supuestos de normalidad (Kolmogorov-Smirnov) y de
esfericidad (Mauchly). La comparación entre grupos de variables
cuantitativas se realizó con la prueba de Mann-Whitney. La prueba de
c 2 se utilizó para analizar las diferencias entre grupos en las
variables de asimetrías. El nivel de significación para todos los
contrastes fue de p< 0,05.
RESULTADOS
Datos conductuales
Tanto para la
modalidad auditiva como para la visual, el tiempo de respuesta (TR)
fue significativamente mayor en los niños con TDAH que en los niños
control (F= 1,099 y p< 0,01, en la modalidad auditiva, y F= 0,208 y
p< 0,04, en la visual). En ambos grupos, los TR fueron menores en la
modalidad auditiva que en la visual (Fig. 1).
Se analizaron dos
tipos de errores: errores de omisión (número total de errores para
los estímulos infrecuentes), que representarían un problema de
inatención, y errores de comisión(número total de errores para los
estímulos frecuentes), que indicarían impulsividad
cognitivoconductual. Los niños con TDAH cometieron más errores de
omisión y de comisión en ambas modalidades, aunque solamente
alcanzaron significación estadística los errores de omisión (p<
0,05). Tanto los controles como los niños con TDAH presentaron un
porcentaje muy bajo de errores de comisión en ambas modalidades, y
aunque no se hallaron diferencias estadísticamente significativas
entre ambos grupos, los niños con TDAH cometieron más errores que
los controles (Tabla I) (Fig. 2).