RECONOCIMIENTO Y DESCRIPCION DE LOS RITMOS CEREBRALES
Alfa
En la persona despierta, recostada y con los ojos cerrados la
actividad dominante es en la banda alfa de 8-12 Hz. Con una mayor amplitud en la
región occipital donde en promedio y de acuerdo a la edad alcanza los 50 hasta
120 microvoltios (Figura 2). Característicamente se atenúa o llega a bloquearse
al abrir los ojos o con los estímulos auditivos. En resumen, para identificar
esta actividad rítmica se requiere que el sujeto esté en vigilia, tenga los ojos
cerrados y que la mayor amplitud sea occipital aunque no es infrecuente
observarla en toda la región temporo-parieto-occipital de manera bilateral.
Otra característica importante inherente al comportamiento de
la actividad alfa, es la variación que habitualmente presenta en su amplitud. La
amplitud es variable con aumento y disminución de la amplitud medida pico a pico
o de la máxima positividad a la máxima negatividad. El término utilizado para
describir este fenómeno en la literatura anglosajona es el de "waxing and
wanning "o en español referida como la modulación (Figura 1).
Más para fines descriptivos que de identificación, la
morfología también debe tenerse en cuenta. Los términos que se utilizan para
describir la morfología de, la actividad, ritmos u otros elementos gráficos, por
ende no específica para cada uno de ellos. Los descriptores de morfología
frecuentemente utilizados son: sinusoidal, regular, irregular, monótona,
polimorfa, rítmica y semirítmica. Esto permite identificar ciertos elementos
gráficos que por su morfología específica tienen una connotación diagnóstica en
su aplicación o correlación con la clínica. Por ejemplo: la actividad delta
polimorfa, es altamente sugestiva de una lesión estructural subyacente a los
electrodos de donde se registra, versus delta semirítmica que puede orientar a
una lesión de estructuras de la línea media o incluso causado por alteraciones
tóxico metabólicas. El descriptor, sinusoidal hace referencia a que cada uno de
los 8 a 12 componentes individuales que ocurren en un segundo tienen, cada uno
una duración aproximadamente similar. Esto en contraposición de actividad
irregular, típicamente la actividad theta, (FIG 1) en que cada uno de sus
componentes tiene duración desigual. Sin embargo, ocurren en la frecuencia
descrita dentro del marco de tiempo de un segundo. En otras palabras, ocurren 4
a 7.5 elementos en un segundo que no es exactamente lo mismo que expresar una
frecuencia de 4 a 7.5 Hz. Confunde además el hecho de que no infrecuentemente se
intercambian los términos sinusoidal con rítmico. Conviene por lo tanto, limitar
el uso de sinusoidal a la actividad alfa y beta cuando éstas tienen apariencia
de curva sinusoide.
De la discusión sobre la actividad alfa se deduce que para
identificar correctamente cualquiera de los ritmos cerebrales se deben tener en
cuenta varios aspectos. En primer lugar, conocer si el sujeto está alerta o
dormido facilita preveer cuales ritmos esperamos identificar y en donde se
localizan. El ritmo alfa es el hallazgo único más importante para declarar a un
sujeto como alerta o despierto. Una vez establecido este estado según la
información técnica complementaria que acompaña la historia, sigue ubicar el
ritmo de interés en su (FIG 2) localización específica. Se sobre entiende que
localizar implica conocer el montaje utilizado y la disposición de los distintos
canales que se han seleccionado. El tercer paso consiste en identificar las
características inherentes de cada ritmo. Para esto es necesario describir; la
reactividad como respuesta a la apertura y cierre ocular, que no solamente, es
propia de l a actividad al fa. La descripción se hace entonces como: alfa
sinusoidal de predominio posterior, que se atenúa con la apertura ocular,
amplitud variable entre los 50 a 120 microvoltios y una frecuencia de 8 Hz. No
es infrecuente que por diversos factores, el sujeto este tensionado durante el
examen. El hecho de estar aprensivo produce cambios en el ritmo alfa. Muchas
veces es de bajo voltaje y de morfología irregular. Estos cambios no tienen una
connotación patológica (Figura 3).
Por último y aunque se aplica de preferencia para describir
actividad patológica anormal, se sugiere describir su abundancia e indicar que
tan frecuente se observa la actividad anormal como un estimativo de la
proporción que ocupa más comúnmente de una época de 10 segundos o del tiempo (FIG
3) total de registro. Por ejemplo: actividad delta polimorfa continúa fronto-temporal
izquierda. Los descriptores sugeridos en orden de abundancia son: continuo,
abundante, frecuente, ocasional, esporádico y único. Otros ejemplos son:
actividad delta polimorfa continua, abundantes descargas paroxísticas,
frecuentes brotes de punta onda lenta, ocasionales descargas aisladas,
esporádicos brotes de actividad theta frontal y descarga única generalizada en
la transición vigilia sueño.
Una condición anormal en donde la actividad en la banda alfa
-que no es lo mismo que decir actividad alfa -adquiere relevancia, es en el
paciente con lesión de tallo cerebral que resulta en coma. En este, caso domina
la actividad alfa sobre las demás frecuencias, no reacciona a estímulos externos
ni presenta una variabilidad en la amplitud - monomorfa-. Esta condición se
denomina usualmente un coma alfa. La frecuencia también se ve disminuida como
efecto de algunas medicaciones. Se ha descrito especialmente en pacientes que
han utilizado medicación antiepiléptica en forma crónica. Los sujetos con
hipotiroidismo puede presentar actividad alfa monomorfa.
Con estas aclaraciones será más evidente la descripción de la
actividad rítmica cerebral distinta al alfa.
Beta
Esta actividad es de bajo voltaje, menor de 50 microvoltios y
no supera por lo general más de 15 microvoltios. Predomina en las áreas
frontales y frontales superiores. Tiene una frecuencia mayor a los 12 Hz. Se
opaca f recuentemente por artificio de origen muscular sobre puesto en estas
mismas áreas. En niños, la transición de vigilia a sueño aumenta la incidencia
de actividad beta (Figura 4). A cualquier edad, algunas medicaciones también
incrementan significativamente la abundancia y la amplitud de estos ritmos
rápidos. Por su frecuente formulación en personas que deben someterse a un
estudio de EEG, los barbitúricos y benzodiacepinas son de importante
consideración.
Hay circunstancias en las que anormalidades en la actividad
beta indican anormalidad subyacente. La asimetría de ritmos los rápidos se
describe en lesiones que comprometen la corteza. En el caso de un tumor la
ausencia de ritmos rápidos ayuda a delimitar los bordes del mismo. Por otra
parte, existe un patrón ictal que se describe como rápido de bajo voltaje
generalizado y que precede la crisis tónica y tónica clónica generalizada.
Theta
Esta actividad es de bajo a moderado voltaje y no supera los
100 microvoltios. Es usual en menores de 15 años y en el adulto somnoliento. Se
distribuye en todas las áreas con mayor amplitud en la región fronto-centro-temporal
bilateral. En mayores de 50 años, no representa anormalidad, la presencia de
actividad theta intermitente y lateralizada a la región temporal media y
anterior izquierda.
La transición de vigilia a sueño se caracteriza por
disminución de la amplitud del actividad alfa, en algunas ocasiones incremento
de actividad rápida beta y más constantemente aparición de actividad lenta theta
en todas (FIG 4) las áreas (Figura 4). En menores de 15 años, es normal que
alrededor del 30% de una época sea ocupado por actividad theta. De tal forma,
que en este grupo de edad es más confiable identificar períodos de somnolencia
basándose en la disminución de la actividad alfa más que en el incremento de la
actividad theta. Habitualmente, durante un EEG de rutina los pacientes presenten
períodos de somnolencia -sueño superficial etapa I -y progresan a etapas más
profundas de sueño -etapa II y menos frecuentemente a etapas III ó IV. Los husos
de sueño de 14 a 16 Hz, localizados en la región frontal y frontocentral denotan
característicamente el inicio de la etapa II de sueño (Figura 5).
La morfología de la actividad theta del menor de 15 años es i
r regular. Sin embargo, a cualquier edad, en la transición vigilia sueño, adopta
carácter rítmico y de alto voltaje -mayor de 100 microvoltios.
Característicamente tiene una frecuencia de 6 Hz y aparece en brotes
generalizados bilateralmente sincrónicos. Estos son los brotes de hipersincronía
hipnagógica. Es un elemento gráfico, fuente de sobre interpretación en especial
cuando se le sobreponen otros ritmos dándole una apariencia mellada.
Un incremento en la incidencia (focal o generalizada) es
quizás la anormalidad más frecuente que se reporta en la encefalopatía de
cualquier origen, produce grados variables de lentificación generalizada del
registro con aumento difuso de actividad theta. También se observa en aquellos
pacientes que han recibido de manera crónica medicaciones antiepilépticas
(Figura 6).En el período postictal inmediato, el exceso de actividad theta
resuelve antes de las 72 horas. Un (FIG 5) (FIG 6) patrón anormal que es
importante aprender a reconocer es el que se registra a través de electrodos
esfenoidales durante una crisis epiléptica originada en la región mesial del
lóbulo temporal. En este caso, se observa una descarga focal prolongada que
adopta una morfología de actividad theta semirítmica. Con el registro obtenido
usando electrodos de superficie en muchas ocasiones sólo se esboza una actividad
theta irregular y es posible que ni se exprese en la superficie una descarga
como la descrita en el electrodo esfenoidal correspondiente. En niños con
epilepsia astato mioclónica o síndrome de Doose, el trazado obtenido en
vigilia carecen de los ritmos fundamentales o de base descritos hasta ahora y se
reemplaza por abundante actividad theta rítmica en todas las áreas. Este
hallazgo respalda el diagnóstico propuesto.Brotes intermitentes de actividad
theta irregular que se lateraliza a uno u otro hemisferio y que se localiza a
uno de sus cuadrantes debe hacer sospechar la posibilidad de una lesión estructural subyacente a
los electrodos o canales en donde se registra.